viernes, 20 de diciembre de 2013

Cuento: el pequeño Santa Claus

EL PEQUEÑO SANTA CLAUS
M:.M:. Gerardo Bouroncle Mc Evoy
Ayer Después de un día agotador de trabajo llegue a casa como siempre por la noche y ya sentado en mi sillón  leyendo mi libro, se acerco mi hijo Marcelo de 4 años corriendo y muy emocionado grito: Hoy tuvimos un día genial!!!
Muy sorprendido le pregunte porque y que había sucedido?
- Hoy fuimos a un colegio de unos niños que viven lejos y les llevamos chocolate,  Panetón y un regalo y jugamos mucho.
Al mirarlo parecía como si se hubiese llenado de energía de haber realizado este acontecimiento algo distinto en su vida; lo vi tan feliz que solo atine a decirle:
- ¿Quisieras volver a hacerlo?
-Claro que si- fue su respuesta – mi maestra nos dijo que les íbamos a llevar la navidad a estos niños y fue muy divertido!!!
Al mirarlo tan feliz le dije: Es cierto, ir y dar algo de ti a otros niños es lo más lindo que puedes hacer, compartir con los demás es muy hermoso y además sirve para que te des cuenta que hay muchos niños en el mundo que no tienen la suerte que tienes tu de tener un techo, una familia y muchos juguetes.
Marcelo se puso muy serio y perdió la sonrisa por un momento:
¿Entonces Santa Claus no los va a visitar?
- En realidad si, visita a todos los niños del mundo, pero quizás no le alcanza el tiempo para poder llevarles a todos sus juguetes, es por ello que Dios puso a niños como tú en el mundo para que lo ayuden y puedan llevarles la navidad a todos; no solo un regalo sino amor y compartir ese chocolate y ese Panetón que representa la unidad de todos en el mundo, ese alimento es el que todos necesitamos para vivir y si lo hacemos juntos sabremos que las necesidades de uno son las mismas que cualquier persona en el mundo sin importar quienes son ni de dónde vienen…….porque todos somos iguales.
En esos momentos mi hijo salió corriendo y se dirigió a meter la mano en su bota navideña al pie de la chimenea, saco su Carta a Santa  y me dijo: puedo poner algo más?
Con asombro le dije: no te parece que tu lista es ya un poco larga?
No papa- respondió con sus ojos enormes y negros – voy a pedir algo mas para mi nuevo amigo de aquel colegio, por si acaso Santa no tiene tiempo y yo se lo llevo. Tú crees que me lo traerá si sabe que no es para mí?
Mi corazón se partió en mil en ese momento: Claro que sí.
Marcelo muy admirado al ver mi rostro me dijo: ¿por qué lloras papa?
Porque no me canso de aprender de ti, porque puedo ser muy grande y creer saber mucho y no me canso de seguir admirándome de lo mucho que tengo que aprender de la pureza de un niño como tú, porque pensé en darte una “pequeña lección” con esta experiencia que has vivido y al final fui yo el que aprendió una “gran lección”.
Ya en mi puesto en Logia hoy por la noche comprendí que por mucho que uno camine en la vida y por mucho que uno aprenda se instruya y lea, siempre hay algo detrás de una página que todavía no hemos leído, quizás ahí está la esencia de tener la mente abierta a todo, a seguir aprendiendo, a seguir buscando………..recordando lo que siempre escuchamos en la Masonería “No hay maestro que no pueda aprender ni aprendiz que no pueda enseñar”……………….. Pero sobretodo no dejar de sorprendernos con lo nuevo y con las cosas simples de la vida como la sonrisa de un niño y sus ganas de Creer.
 

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