UN DIA A LA VEZ
M:. M:. Gerardo Bouroncle Mc EvoyHoy a las 6 de la mañana recibí una llamada que me hizo saltar de la cama, era mi amigo de infancia Emilio que con voz temblorosa me dijo: ¿Gerardo podrías donarme sangre? Medio despierto no entendí bien el mensaje y solo atine a decir: Si.
Ante la interrupción de mi esposa: ¿quien llama tan temprano? Termine de despertar me incorpore y pegado al teléfono dije: ¿has tenido un accidente?
Del otro lado llegue a oír: No, simplemente…………tengo cáncer.
En ese momento sentí un frio interno que me paralizó, la lengua no me respondía y mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas; mi esposa al ver mi rostro me quitó el teléfono y dijo: Ola soy clara quien habla? Mientras ella seguía hablando, yo me incorpore me fui al baño y empecé a llorar, sentí un dolor inmenso como si hubiese recibido un golpe en la cabeza y no alcanzaba a ubicar la zona de dolor.
Al regresar a mi habitación mi esposa sentada en la cama me dijo que tenía que ir y hacer lo correcto. Se incorporó y me abrazó muy fuerte, sentí que me quebraba en mil pedazos y rompí el llanto como si mi amigo en vez de decirme su mal, me hubiese dicho que se había muerto.
Por la tarde acudí a la clínica al encuentro con Emilio, miles de cosas pasaban por mi mente; ¿soy médico y como puedo enfrentar una enfermedad de un ser tan querido? Quizás acostumbrado a mi vida de médico nunca me pongo a pensar que todos somos vulnerables a estos hechos y que quizás es la única forma de lograr entender el dolor ajeno, sufriéndolo en carne propia.
Al llegar a la clínica estaba en el pasillo Emilio sentado con una gran sonrisa, se puso de pie y corrió a darme un abrazo de hermano. Luego de unos cuantos minutos de charla y ya más tranquilos conversamos con su médico tratante quien nos explico la gravedad de su enfermedad y todo el riguroso procedimiento para el tratamiento.
El Médico lo miró al rostro y le dijo: Vas a Necesitar de mucha fuerza para enfrentar esto, pero ya veo que tienes amigos que te van a servir de apoyo y quizás esa es la mejor fuerza que puedas encontrar.
Por la noche al llegar a Casa estaban mis hijos en la sala viendo un programa de televisión, los arrime un poco y me senté en medio de los dos. Joaquín mi hijo de 11 años me miro y me pregunto:
- Te noto triste, te pasó algo? ………Y esa marca morada que tienes en el brazo que es?
- Mi amigo Emilio tiene una enfermedad y fui hoy a donarle sangre. Respondí.
Marcelo, el pequeño de 4 años, abrió sus ojos enormes y negros y me miro directamente a los ojos:
- te han sacado sangre y se la han puesto a tu amigo para que se cure?
Con una sonrisa lo mire, mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas nuevamente:
- Algo así, muchas veces tenemos que dar de nosotros mismos para ayudar a nuestros seres queridos. Mi sangre ahora está en la de mi amigo Emilio; no solo se curará sino que ahora también somos hermanos de Sangre. - Al decir esto me causó un poco de risa y los chicos se empezaron a reír.
Luego de unos momentos Joaquín no salía de sus dudas, se me acercó al oído y me dijo: ¿Realmente es que ahora son hermanos de sangre?
- En realidad – respondí – Ser hermanos no necesariamente tiene que ver con un vinculo sanguíneo, muchas veces los verdaderos hermanos no tienen la misma sangre, sino los mismos sentimientos y los mismos ideales; muchas veces no necesitas tener ni siquiera el mismo apellido, ni color de piel, ni raza, ni religión……………….A veces lo único que importa es el amor que puedes sentir por las personas con las que te relacionas y con las que llegas a tener muchas cosas en común, que forman parte de tu vida y que los llamas hermanos aun sin serlo.
Los ojos almendrados de Joaquín se encendieron y me pregunto:
- Ah, ¿así como tus hermanos de la Logia?
- Si, así como mis Hermanos de la Logia, Todos somos hermanos, porque hemos aprendido que venimos todos de una misma creación, que todos somos iguales y que nos debemos el mismo cariño y respeto por considerarnos “Humanos”.Tenemos los mismos ideales y un mismo fin que es “Ser mejores cada día” y eso solo se logra con un hermano que te quiera y te ayude en tu formación y en tu vida diaria; eso es una verdadera Hermandad. Hay una sola cosa que une al ser humano en el Mundo y es el Amor; el resto solo sirve para desunirlo, las guerras, las religiones, los colores, etc. todas esas cosas para nosotros no existen; queremos un mundo mejor y eso solo se logra aprendiendo a ser Hermanos de verdad.
El pequeño Marcelo interrumpió y dijo:
- O sea que vas a tener que darle sangre a todos ellos?
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