LOS GOLPES DE LA VIDA
Q:.H:. Gerardo Bouroncle Mc Evoy
Hace dos semanas fui a visitar a mi Papá; luego de una larga charla sobre muchas cosas de mi vida y mi trabajo, lo note que soltaba un par de lagrimas; le pregunte porque estaba triste; me dijo que no era tristeza que era orgullo por verme grande, con mi familia y disfrutando lo que él también hizo hace muchos años conmigo. “Ves que ser padre no se enseña? Se aprende”- me dijo- “Nadie en el mundo te enseñará eso, no hay ningún libro ni tratado ni nada que te enseñe más que tu propia vida. Verte crecer madurar y recibir golpes han hecho que sigas adelante con tu vida y a mí me sirvieron para hacerme Padre; recuerda que un padre está en la vida para ver a su hijo recibir golpes; pero nunca dejar que lo maten”.
Mi padre es un hombre sabio, y eso simplemente se gana con los años.
Hace una semana mi Hijo Joaquín de 11 años nos volvió a dar otra alegría más en su camino Deportivo, gano dos medallas de Oro y dos medallas de Plata en el Tornero Panamericano de Taekwondo que se llevo a cabo en Brasil; como hace un año la delegación fue bastante animada entre los chicos y los Papás. Las emociones, los gritos, las barras y ver a tu hijo con su uniforme haciendo lo que le gusta pues no tiene precio alguno.
Luego de la Pelea o sparring a la que le toco enfrentar a mi hijo con un niño más grande que él en la final y verlo salir triunfador no solo hizo que soltara unas lágrimas de emoción por el triunfo sino por el coraje que le puso en ese momento. Uno de los Papás se me acerco y me abrazó muy fuerte felicitándome por lo ocurrido; al voltear vimos que Joaquín se retiraba el casco protector y se le notaba un pequeño golpe en la quijada; con el dolor de mi corazón me acerque y le pregunte si estaba bien y me respondió que sí, que no pasaba absolutamente nada y que estaba feliz.
El Padre que se me acercó me miró y me dijo: Sientes como yo que cuando nuestros hijos reciben uno de estos golpes nos duelen a nosotros también?
- Claro- respondí – es más creo que a nosotros nos duele mucho más; pero estamos acá en la vida para eso, para verlos recibir uno que otro golpe, pero nunca debemos permitir que esos golpes los maten sino mas bien que los fortalezcan.
Me miro muy fijamente y me dijo: ¿a que te refieres?
- Que nuestra misión en la vida es verlos en su hábitat, en su campo, golpes recibirán a diario, aprenderán a esquivarlos y salir victoriosos, si tienen una buena escuela y un buen maestro que los guie, estamos para verlos recibir golpes, un golpe queda en la piel pero no ingresa; sus experiencias de vida quedan a flor de piel también, nunca deben traspasar su corazón; ahí si yo intervengo. Un moretón pasa en dos días.
Corriendo hacia mi llego Mi hijo, con sus 11 años y su sonrisa plena, me abrazó y me vio llorar, me pregunto: ¿Estas Feliz?..............viste a esos chicos? Eran mas grandes que yo, pero igual les gané!
- Si- respondí- pero vi que no solo eres mejor que ellos; eres mejor que el niño del año anterior, estas mucho mejor que hace un año.
Abrazándolo, podía sentir esa energía que liberaba y que lo llenaba de dicha y alegría; estaba más que feliz y me veía como lloraba de la emoción.
- No llores Papá, estoy bien.
Lo sé, claro que sé que estas bien además estoy aquí para verte recibir uno que otro golpe, pero no para que te maten…………..(recordé entonces aquella conversación con mi Padre y entendí lo que quiso decirme).
Luego de unos instantes mi esposa se me acercó y al oído me dijo: te vi en la tribuna y estabas de color verde; ya te volvió el color a las mejillas………….jajaja……………
Ya por la noche y un poco más tranquilos agarre el teléfono y llame a mi Padre para contarle lo ocurrido con su nieto. Del otro lado un silencio absoluto hasta que papá rompió en llanto y me dijo:
- Asegúrate de que el próximo año los golpes sean más fuertes, te aseguro que si ahora tuvo un moretón, en un año con el doble de golpes ni siquiera tendrá un rasguño. La fuerza y fortaleza que está adquiriendo en su pequeño cuerpo será más adelante el que alimentará su carácter y espíritu. Las experiencias son para aprender, nada más.
Con una sonrisa solo atine a decir: “gracias papá por haberme dejado recibir golpes y nunca haber permitido que me mate la vida”.
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