martes, 12 de junio de 2012

LA TOLERANCIA DE MI AMIGO PEPE
M:.M:. Gerardo Bouroncle Mc Evoy
Hace pocos días recibí una grata sorpresa y era la visita de mi amigo de infancia “Pepe”,con emoción lo invité a almorzar a un restaurante de carnes, mi sorpresa fue muy grande al enterarme que se había vuelto Vegetariano; bueno, para mí es solo una opción más que un requerimiento nutricional, pero entrar en polémica con su punto de vista en ese momento no tenia sentido; sin embargo y gracias a mi lengua larga le di una pequeña clase de fisiología del Aparato digestivo, el sistema endocrinológico del ser humano y le hice ver que debería comer alguna carne de origen animal. Luego de mi prácticamente Monólogo, Pepe me quedó mirando y me dijo: Me sigue gustando comer carne, simplemente ya no la como.
Pues bien, ese fue el momento en que me quedé mudo y no pude hablar nada más del tema. Cambiamos la conversación y me comento sus experiencias en aquel país lejano de la India, había visitado muchos lugares, conversado con mucha gente, pero lo más interesante me dijo: La gente piensa distinto que yo y sin embargo ninguno me dijo que dejara de comer como comía o cambiara mi vida, simplemente me hicieron probar su estilo de alimentarse y nada más, me enseñaron sus costumbres y simplemente después de un tiempo, me gusto.
Experimentar cosas, situaciones, comidas o cualquier cosa que nos rodea que fuere distinto, siempre nos generará en un principio rechazo, luego intriga y al final si somos valientes pues lo enfrentaremos. Pero que sucede cuando ese cambio no era tan malo como lo pensábamos, que sucede cuando experimentamos la “diferencia”, pues simplemente damos un paso hacia adelante, el cambio no necesariamente es ser otra persona; creo que el verdadero cambio es quedarnos con lo bueno que hemos descubierto de nosotros y asimilar lo bueno de los demás, es el primer paso para aprender lo que es la “Tolerancia”.
Luego de seguir conversando con pepe, me puse yo a contarle todo lo que me había sucedido en estos siete años de no haberlo visto; hable y hable hasta el cansancio; el siempre en silencio me miraba con gran asombro hasta que al final me hizo la siguiente pregunta: ¿y eres feliz con lo que has hecho y conseguido hasta hoy?. Sin pensarlo dos veces le respondí que sí.
Pues eso que me has dicho es la respuesta más sincera que he escuchado de ti me respondió Pepe: sin embargo, tú me has preguntado lo mismo acaso?- Pensando muy detenidamente le respondí: Bueno no te lo he preguntado porque te veo bien y se nota que estas feliz con lo que has hecho.
Pues ese es el punto, ser feliz es solo una decisión y una actitud, cuando tú ves a una persona con los verdaderos ojos de la verdad, sabes si es o no feliz; sabes si trae paz o vive en conflicto, sabes si aprendió a vivir mejor o si es un ser humano renegado; pero sobretodo sabes si está lleno de amor o su vasija esta simplemente vacía. Este querido amigo es el segundo paso para la “tolerancia”.
Yo si me di cuenta que estas contento con tu vida me dijo Pepe, porque te abrace y sentí que tu también lo hacías con afecto, ese afecto que solo te lo da un hermano, uno que se alegra de verte y que desea demostrarlo extendiendo sus brazos para hacerte parte de su vida; ese abrazo que acerca tu corazón al de él para compartir en un solo latido la sincronización de sus energías. Somos distintos pero sentimos lo mismo, no comemos igual pero nos llenamos de energía para poder transmitirla y este mi querido Amigo es el tercer Paso para aprender la “tolerancia”.
Luego de una larga sonrisa le pregunte a Pepe: ¿en serio esos son los tres pasos para aprender la tolerancia o me estas tomando el Pelo?
Pues muy simple:
1er Paso, Ser consciente que las demás personas son distintas a ti; piensan y actúan de manera diferente.
2do paso, Ser consciente que las demás personas manifiestan su propia realidad de las cosas.
3er paso, ser consciente que tu sentir y el de los demás son raíces del mismo árbol, es decir que por caminos distintos se juntan al final en un gran tronco que es nada más y nada menos que “la verdad”.
Esa es la verdadera tolerancia, buscar la verdadera luz y ser cómplice de que los demás también estén en el camino correcto. Ser tolerante no es respetar la opinión del otro; eso es simplemente ser cómplice.
Mi amigo Pepe me dijo: te das cuenta que en estos tres pasos hay un denominador común? – Pues si respondí, en los tres pasos mencionas primero “ser consciente”.
Ahí está pues la clave de todo, en el grado de conciencia que alcancemos para poder ver las cosas con claridad, haber crecido como ser humano ya no para discriminar el bien del mal; sino para identificar única y exclusivamente “el bien”; esa actitud y forma de vida que generará que todos estemos en verdadera Armonía y belleza espiritual; esa verdadero “Bien Común”.
Luego de esta charla tan prolongada, mi amigo se puso de pie y me dijo lo último: me falto un punto final; Quizás mañana vuelva a comer carne y quizás tú la dejes de comer ese día; en ese momento nos volveremos a encontrar y veras que estaremos pensando lo mismo pero no en el mismo momento que hoy nos toco vivir, el mundo cambia pero nosotros no, simplemente transformamos nuestra energía cuando la experimentamos en otro momento espacial; pero al final no trataremos de cambiarnos, simplemente aprenderemos lo mejor que al otro le toco vivir, es allí donde ser tolerante se vuelve un estilo de vida y no un lema callejero.
Luego de varios días y sentado en un café recordé esta charla que tuve con mi buen amigo de infancia, se me acercó el mozo y me pregunto: ¿Le traigo su sándwich de jamón como siempre?..................no gracias, hoy como pastel de acelga.

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